viernes, 28 de agosto de 2009

Para ti...

Ha pasado mucho tiempo desde que ya no estás. 
Para mi gusto, no fue suficiente lo que coincidimos en esta vida. No alcancé a conocerte bien.  Conocí a la abuelita, la mejor de todas, pero lamentablemente no alcancé a vislumbrar a la mujer que fuiste.  No haber nacido antes, para haber estado mas tiempo contigo.  
Todos los días pienso en ti y te extraño tanto, pero no lloro cada vez que te recuerdo o hablo de ti, porque tu mereces ser recordada con alegría, con admiración, con amor, celebrando todo lo que viviste y cómo lo viviste.  No con llanto ni con pena, eso no cuadra aquí.
  
Las tardes en el patio mientras cosías, tus recuerdos del campo, las onces con causeo en el verano, y a veces el pan con queso derretido en el sartén.  Ahora el queso en el microondas no queda ni la sombra de lo rico que te quedaba a ti.
...
Nos haces falta: desde que te fuiste, todo se desmorona de a poco.
¿Quién me va a enseñar a tejer esos visillos tan lindos que hacías a crochet?
Sé que estás conmigo, que me cuidas y me acompañas, y que cuidas de mis tres bebés. Creo que me acompañaste cuando el Yayito nació luego de un parto complicado, y que tu elevaste una solicitud formal a Dios para que tu bisnieta tuviera margaritas en la cara, como a ti te gustaba.  Me da pena que no los hayas conocido, que no nos diera el tiempo para tanto. Sin embargo, intuyo que igual los has venido a ver y de alguna manera sí los disfrutas.  Seguro eres tu la que juega con Santiago cuando le habla al aire, y eres tu ese angelito que invoco todas las noches al darles la bendición.
Abueli, alguien dijo que la muerte sólo viene con el olvido.  Si es así, siempre estarás viva.  Te quiero mucho. 
  

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