Lunes 12 de Octubre, el regreso de un fin de semana largo de playa, en la casa de los tatas. Autopista del sol, 18:00 hrs. calor, taco, lata. Los tres porotines durmiendo en el asiento trasero del auto, el mayor, ya entrando en la preadolescencia pero tan niño todavía, todo chueco, apenas cabe, por hacerle espacio a su hermana; la princesita, preciosa ella, sentada con sus ojitos cerrados, y el bebé, en su sillita especial, mojado en transpiración.
Todos con carita de ángeles, todos con las mejillas coloraditas, todos soñando con el rico fin de semana. Y mi cámara en la maleta, cero posibilidad de acceder a ella sin despertarlos. Me hubiera gustado poner una foto de ellos aquí, y congelarlos así, durmiendo, mientras todavía son chiquititos y los tengo bajo mis alas de mamá gallina. Quién sabe si se repetirá este momento cálido y feliz, a ver si tengo la posibilidad de nuevo, de tomar la foto que me perdí.
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